El “derecho a la reparación”: las claves de la normativa europea.

“Es mejor tirarlo y comprar uno nuevo”.

Seguro que alguna vez se lo han dicho, especialmente cuando ha querido reparar aparatos tecnológicos o electrodomésticos.

Y eso duele. Duele oirlo porque aquella “máquina” está perfecta, casi nueva, pero la pieza estropeada o desgastada no tiene repuesto o no compensa repararla por el precio de la intervención y, por supuesto, si por menos dinero podemos comprar todo el aparato (que además tendrá garantía) la decisión es obvia.

placa portátil para reparar

¿Qué es el “derecho a la reparación”?

El “derecho a reparar” o “derecho a la reparación” es una directiva europea que nació con la voluntad de cambiar este estilo de fabricación de productos y cuyo objetivo es priorizar las reparaciones en lugar de sustituir productos de forma sistemática.

El pasado mes de marzo entró en vigor esta normativa europea para impulsar un cambio de tendencia en el modelo de producción obligando a los fabricantes a alargar la vida útil de los electrodomésticos y dispositivos tecnológicos, entre otros.

Esta directiva se enmarca dentro del Pacto Verde Europeo que tiene como objetivo potenciar la sostenibilidad y reducir el impacto medioambiental producido por los aparatos tecnológicos.

Componentes para reciclar

¿Cuáles son los aspectos más relevantes de la nueva norma?

  • Garantizar la vida útil de los aparatos por un período mínimo de diez años.
  • Disponer de piezas de repuesto para abastecer las reparaciones durante un mínimo de siete años.
  • Facilitar manuales de instrucciones claros para que los propios usuarios finales tengan la opción de arreglar los aparatos.
  • Fabricar los productos favoreciendo el uso de herramientas “habituales” que sean accesibles por los consumidores y, por tanto, evitar diseñar herramientas específicas para las tareas de reparación.
  • Informar del índice de “reparabilidad”.
  • Información clara de la vida útil estimada.
  • Etiquetar informando de la eficiencia energética.

Todo ello debe servir para favorecer las reparaciones con la idea de prolongar la vida de dispositivos y electrodomésticos en la medida de lo posible y, de rebote, acabar con la extendida práctica de la obsolescencia programada.

No es una normativa perfecta, pero es un primer paso imprescindible para sensibilizar a todos hacia la sostenibilidad del planeta. Por eso damos todo nuestro apoyo a esta iniciativa.

Más allá del “derecho a reparar”, cerramos este artículo con una reflexión: todos tenemos parte de responsabilidad. Podemos devolver los envases de vidrio a la tienda, podemos exprimir el coche más años, reparar, reducir, reciclar, reutilizar y tender al residuo cero, todo por un planeta sostenible de verdad. Es un derecho y al mismo tiempo una obligación para con nuestros hijos y nietos.

¿Cuál es su granito de arena para un planeta mejor? ¿Nos lo explica con un comentario?